martes, 6 de octubre de 2020
-BIOGRAFIA DE JUAN ANTONIO PORTUGAL Y JOSE FLORENTINO PORTUGAL
Inmolación de Juan Antonio Florencio Portugal.
Producido la derrota de Huamachuco (10 de julio de 1 883) muchos de los que lograron salvar con vida de la batalla, escaparon como pudieron del campo de batalla algunos heridos y otros exhaustos, los que se ocultaron en las alturas de Huamachuco buscando salvar su vida, uno de ellos fue Juan Antonio Florencio Portugal, hermano del que había logrado salvarse como parte de la ayudantina de Cáceres.
Los chilenos luego de la batalla iniciaron una búsqueda de todos aquellos que habían logrado salvarse, por ello el coronel Gorostiaga ordena a sus fuerzas a una búsqueda por las alturas de Huamachuco y a todos a quienes capturaban con vida deberían ser llevados ante la presencia de Gorostiaga. Uno de ellos fue Juan Antonio Florencio Portugal que fue capturado en las alturas de Huamachuco por el subteniente chileno Poblete.
Para ese entonces Portugal contaba con 48 años de edad, ya era padre de familia, pero ante el llamado de la patria no dudo en acudir para poder defenderla, su familia se encontraba en Arequipa en lo que hoy es el distrito de Sabandía en el anexo de Yumina, ello lo incita a mantenerse con vida, no apelando a la misericordia del jefe chileno, sino a su condición de oficial de un ejército regular.
El escritor chileno Valenzuela reproduce el siguiente diálogo:
“Señor-le dijo Portugal- Soy capitán de artillería. Me he batido en Tacna, Chorrillos y Miraflores. Exijo se me trate como a buen soldado.
“Yo lo califico como montonero-Le contesto Gorostiaga- Prepárese a morir”
“Dispense su señoría: Pertenezco a un ejército regular como el que su señoría manda”
Gorostiaga dio una orden a su secretario y trató de irse.
“Una palabra, señor, antes de que parta ¿voy a ser fusilado?”
-Sí señor.
El secretario de Gorostiaga, era el capitán Isidoro Palacios, quien ordenó a 4 soldados a dar cumplimiento a la orden.
Portugal escribió en la cartera del capitán palacios lo siguiente: “Soy Juan Antonio Florencio Portugal, arequipeño y con hijos…”
Enseguida meditó otro instante frente a los soldados y dijo:
-“Señor secretario permítame morir de pie”
-No- le contestó Palacios – De rodillas como todos los montoneros.
Portugal se arrodilló, oró tres minutos con la frente inclinada sobre la mano derecha y luego volviéndose a los tiradores exclamó:
-Estoy listo disparad.
Cuatro balas dieron fin a la vida de este valiente”. (Perú Centro de Estudios Históricos, 1968:63.)
Así termina de relatar la muerte de este hijo de Yumina, quien se batió por el honor de la patria desde Tacna hasta Huamachuco, en donde ofrendó su vida por nuestro país.
Fue enterrado en Huamachuco por los lugareños junto a otros héroes insignes, que al igual que el capitán Portugal fueron fusilados como: Mariano Aragonés, Manuel Tafur, Santiago Zavala, Belisario Cáceres y el coronel Leoncio Prado.
En Arequipa al enterarse de su muerte, causó una profunda desazón en su esposa Delfina Siguel, ya no volvería a ver su esposo que había acudido al llamado de la patria y que por esas cuestiones de la guerra había muerto en un lugar tan alejado en el norte del país: en Huamachuco en lo que hoy es el departamento de la Libertad, pero a su vez ella y sus hijos se sentían orgullosos por aquel valiente esposo y padre de familia que había participado en la defensa del país con coraje y valentía.
Sobreponiéndose al dolor de la pérdida irreparable de su esposo hizo los trámites correspondientes para que se le reconociera los beneficios que le correspondía, para ello tuvo que aperturar un expediente: “El expediente de Juan Antonio Florencio Portugal es muy breve y fue iniciado por su viuda, Delfina Siguel, con el propósito de hacer un montepío que le correspondía. Se le considera los goces a que tenía derecho, y en 1908 le otorgan un premio de 300 libras.” (Milla, 1986:269)
A través de las gestiones realizadas por el estado peruano, sus restos fueron trasladados a Lima, hoy en día sus restos descansan en la “Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879”, en el nicho 10-D -7, junto a su jefe el Mariscal Cáceres y demás compañeros de armas.
Muerte de José Florentino Portugal
Luego de la derrota de Huamachuco, Cáceres con parte de su escolta y ayudantina logra salvar su vida y por lugares inaccesibles vuelve sobre sus pasos para dirigirse nuevamente al centro del país, donde planea reorganizar nuevamente la resistencia contra el invasor chileno.
La derrota sufrida en Huamachuco no fue por falta de valentía, ni de coraje, fue por falta de logística y en especial de municiones, ya en el centro del país reflexiona y al respecto el mismo general Cáceres dice en sus memorias: “El ejército de mi mando sucumbió valerosamente en los campos de Huamachuco…el desastre sufrido lejos de batir mi espíritu ha avivado, si cabe, el fuego de mi entusiasmo.” (Zamalloa, 1996:31).
En su retirada con su ayudantina, y su mermada escolta, tienen cuidado de no caer en manos de los enemigos chilenos y junto a su secretario José Florentino Portugal llegan a Huancayo, en donde se les unen doscientos hombres, en Andahuaylas quinientos, junto a mil quinientos jinetes morochucos nuevamente el ejército del centro está de pie.
Los chilenos enterados de este nuevo ejército, envían una nueva expedición a cargo de Urriola con 1 500 hombres para batirlo, pero no lo encuentran en Ayacucho y apresuran su regreso a Lima, Cáceres lo persigue y se instala en Huancayo. En este estado se encuentran las cosas cuando se entera de la firma del Tratado de Ancón el 10 de octubre de 1883 por Miguel Iglesias y que ponía fin a la guerra con Chile.
Ante el tratado de Ancón, el general Andrés Avelino Cáceres se muestra reacio a aceptarla, debido a que estaba en contra de la paz con sesión territorial del Perú y ello precisamente hacia el Tratado de Ancón.
Por medio de este tratado de Ancón el Perú cedía a Chile, “perpetua e incondicionalmente, el territorio de la provincia de Tarapacá” (Art. 2°); y las provincias de Tacna y Arica por el término de diez años (Art. 3°), que nunca se cumplió, debido a que los chilenos empezaron a chilenizar Tacna y Arica, expulsando o haciéndoles la vida imposible a los peruanos que habitaban estas tierras, hasta 1 929 en que nos devolvieron Tacna, gracias al tratado de Lima, pero Arica se quedó en poder de los chilenos. Del Art. 4 al 10 se establecieron una serie de obligaciones económicas de parte del Perú a Chile y hacia los acreedores del Perú, entre otras cosas se entregaron ingentes cantidades de guano de lo que quedaba en las islas peruanas. -Firmaron por el Perú los plenipotenciarios José Antonio de la Lavalle y Mariano Castro Saldivar, por Chile lo hizo Jovino Novoa.
En esta etapa la vida de José Florentino Portugal está ligada a Cáceres y junto a él lucha ya no contra el invasor chileno, sino contra el Tratado de Ancón. Dice Cáceres en sus Memorias “al fin, tras una angustiosa pugna interior, me resolví a aceptar el pacto de Ancón, como un hecho consumado, pero no así al gobierno firmante, impuesto por Chile”, obviamente se refería al gobierno de Miguel Iglesias, que no tenía legitimidad en nuestro país, pero que era apoyado por el gobierno chileno para culminar con la firma del tratado de Ancón tan lesivo para el Perú.
Firmado el Tratado de Ancón el 10 de octubre de 1 883, paulatinamente el ejército chileno empieza a retirarse y con él el soporte del gobierno de Miguel Iglesias, por ello en 1884 se inicia la guerra civil entre Iglesias y Cáceres. El 27 de agosto de 1 884 Andrés Avelino Cáceres, pretendió ingresar a Lima; pero fue rechazado por las tropas de gobierno encabezada por Miguel Iglesias y tuvo que regresar a la cordillera, solo con 70 hombres, en Ayacucho logra rehacerse, viaja por el sur para conseguir más adeptos y es recibido triunfalmente en Arequipa en donde se rearma y reaprovisiona. Esta corta estadía es aprovechada por su fiel secretario José Florentino Portugal para visitar a su familia y la viuda de su hermano Delfina Siguel en Yumina y darle los pormenores de la aciaga muerte de su hermano.
A mediados de 1 885 vuelve sobre Lima, en Junín-Huancayo- se prepara para el ingreso a la capital con 3 000 hombres, Iglesias enterado de esta situación envía contra él 4 000 hombres, pero Cáceres se deshace fácilmente de ellos con la célebre Huaripampeada. El general había dividido su ejército en dos, uno de ellos combatió con las de Iglesias , pero había dejado sus mejores tropas en Huaripampa, marchó por las punas y cortó todos los puentes de la zona quedando encerrado el ejército de Iglesias, entre los días 29-30 de noviembre de 1 885 se lucha contra las fuerzas Iglesias. Para evitar más muertes se convino en establecer una tregua cuyos resultados fueron la dimisión del Presidente Miguel Iglesias, ante un consejo de ministros presidido por Antonio Arenas e integrado por José Eusebio Sánchez, Monseñor Manuel Tovar, coronel Manuel Velarde y Pedro Correa y Santiago. Este concejo convoca a elecciones las cuales fueron ganadas por el general Andrés Avelino Cáceres que para entonces había formado el Partido constitucional. El 3 de junio de 1 886 inaugura su gobierno hasta el 10 de agosto de 1890 en que asumía el poder el coronel (más tarde general) Remigio Morales Bermúdez.
Y ¿José Florentino Portugal? Ya no está con él, aquel arequipeño que lo acompaño como parte de su ayudantina y secretario de guerra durante toda la campaña de la Breña en Sangrar, Pucara, Concepción, Marcavalle y Huamachuco, había muerto a consecuencia de las heridas recibidas en una acción de armas contra el ejército enviado por Iglesias, la misma que se realizó en las cercanías de Huancayo el 25 de mayo de 1 885, en este enfrentamiento José Florentino Portugal recibió heridas de suma gravedad y tras una penosa agonía deja de existir “… el 21 de junio de 1885 en la hacienda Laroza” (Milla, 1986:270)
Al morir el otro hijo predilecto de Yumina tenía el cargo de Director de Guerra y Marina y ostentaba el grado de Coronel de Caballería.
(HUANCA MAYHUA JUAN. 2007. LOS INMORTALES DE SABANDIA EN LA GUERRA CON CHILE: LOS HERMANOS PORTUGAL PRIETO:14,15,16 )
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